Ciertos creadores de contenido, conocidos como “kindness influencers”, transforman actos de supuesta generosidad en espectáculos virales que explotan emocionalmente la pobreza. Bajo el disfraz de ayuda social, estos contenidos promueven un tipo de “porno de la pobreza”, donde la miseria se convierte en entretenimiento y las emociones ajenas en capital simbólico.
¿Qué es la pornomiseria?
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Se refiere al uso de la pobreza y el sufrimiento humano como espectáculo mediático para conseguir vistas, seguidores o ingresos.
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El objetivo ya no es ayudar, sino mostrar ayuda para obtener un retorno de popularidad.
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Aunque las donaciones puedan ser reales, están condicionadas por dramatismo, consentimiento manipulado y explotación emocional.
Pepe Millonario y la narrativa guionizada
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Presenta historias extremadamente tristes (niñas huérfanas, padres abandonados, etc.) que muchas veces parecen inverosímiles.
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Las recompensas son exageradas: Mercedes-Benz, dinero escondido en botes de leche, etc.
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Se exige que los beneficiarios demuestren valores éticos o gestos de bondad antes de recibir algo.
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Las miniaturas y títulos de los videos utilizan frases lacrimógenas, pero rara vez hay lágrimas reales.
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Las interacciones tienden a centrarse en mujeres, niños o ancianos, reforzando estereotipos emocionales.
Otros ejemplos extremos
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HotSpanish y Fofo Márquez: canales con dinámicas aún más explotadoras (raparse por una camioneta, beber leche por dinero, llevar a niños en riesgo de forma dudosa).
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MD Motivation: dramatización emocional donde los beneficiarios se retuercen de emoción en el suelo.
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Estas prácticas plantean serias dudas éticas y de consentimiento, sobre todo en personas vulnerables o menores de edad.
MrBeast: el caso intermedio
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Aunque sus producciones son más cuidadas y fundadas, también ha sido criticado por:
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Publicar operaciones médicas que deberían ser resueltas por el Estado.
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Exponer personas llorando por necesidad extrema.
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Organizar retos cuestionables con menores de edad donde se los elimina por votación.
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Si bien colabora con ONGs y recauda fondos masivamente, su contenido sigue promoviendo la lógica de “solo quien sufre lo suficiente merece ser salvado”.
Problemas éticos más profundos
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Exposición forzada y moralizante: se juzga a los pobres y se los obliga a contar sus historias para ganarse la ayuda.
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Falta de transparencia: no queda claro si el dinero llega, cuánto se dona realmente ni si se gestiona correctamente.
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Ausencia de soluciones sistémicas: se oculta el hecho de que la pobreza es un problema estructural, no individual.
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Peligro de estafas: la exposición fomenta cuentas falsas que engañan a personas desesperadas con promesas de ayuda.
Perspectiva sociológica y crítica
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Según expertos como Karen Ho, esta práctica convierte a la pobreza en mercancía emocional.
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Se reemplaza la acción política o institucional por la figura del salvador filantrópico, distorsionando el verdadero origen del problema.
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Las donaciones privadas no deben sustituir las responsabilidades del Estado.