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Para Lectores

¿Que determina que un clásico, sea un clásico?

Todos en algún momento hablamos de clásicos, pero ¿estamos seguros de hacer referencia al mismo concepto? ¿o cada lector tiene su propio concepto de clásico y por lo tanto su propia lista de consagrados por esta categoría? Como todas las categorías constituidas por dimensiones no cuantificables la de “clásico” tiene los mismos problemas de definición. No queda más opción pues que recurrir a las definiciones que de este concepto hacen algunos escritores, críticos literarios y profesores, tan subjetivas ellas como lo que pretenden definir.

Al menos desde el Renacimiento, con la recepción e imitación de las obras de la Antigüedad grecorromana, pero sobre todo a partir de finales del XVII, cuando estalla la Querelle entre antiguos y modernos, los estudiosos han debatido intermitentemente acerca de lo que convierte en clásica una obra literaria o artística.

Da igual que los diferentes cánones nacionales hayan ido variando de acuerdo con las circunstancias históricas y sociales. Al eurocentrismo tradicional de las élites aristocráticas o universitarias que imponían el canon hoy ha sucedido una multiplicidad de puntos de vista que hace que nos resulte obsoleta —cuando no impertinentemente elitista— aquella célebre pregunta del genial novelista Saul Bellow: “¿Dónde está el Tolstói zulú?”.

 

Varias definiciones de clásico

 

Saint-Beuve piensa que un clásico, además de un texto que debe enriquecer el espíritu humano, debe ser sensato, bello y sano y ser fácilmente contemporáneo a todas las épocas. Pero lo importante de un clásico es que “nos devuelve nuestros propios pensamientos con toda riqueza y madurez […] y nos da esa amistad que no engaña, que no puede faltarnos y nos proporciona esa impresión habitual de serenidad y amenidad que nos reconcilia con los hombres y con nosotros mismos”.

Azorín nos da una visión dinámica de clásico, el cual debe reflejar la sensibilidad moderna y por lo tanto estar en constante evolución junto con la sensibilidad de las nuevas generaciones. Un clásico estático es un clásico muerto y en consecuencia, no es clásico.

Borges piensa que es peligroso “afirmar que existen obras clásicas y que lo serán para siempre” porque el carácter de clásico no le viene dado a una obra por sus cualidades o méritos intrínsecos, sino por acuerdos y decisiones previas de generaciones de lectores que “han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término”.

Gadamer distingue entre el aspecto normativo y el aspecto histórico de lo clásico, cosa que ya habían hecho antes Herder y Hegel, y entre la validez permanente e imperecedera de lo clásico y su función como mediador histórico, como engarce entre épocas.

Para Italo Calvino un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir, es un libro de re-lectura, de descubrimiento constante, cargado de huellas y señales, que suscita incesantemente “polvillo de discursos críticos” y que en definitiva sirve para definirse a uno mismo en relación o quizá en contraste con él.

De entre todas las definiciones acerca de lo que sea un clásico, siempre he preferido la más subjetiva y arbitraria: un clásico es una obra que cambia tu vida, como cambió antes la de otros. Algo que enlaza con aquella definición de Italo Calvino (en Por qué leer los clásicos, Tusquets): “Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él”. Frank Kermode (1919-2010), uno de los críticos del siglo XX que más investigó sobre lo que hace que un libro se convierta en clásico, solía decir que una de las condiciones para que tal cosa ocurra era lo que denominaba “paciencia textual” (textual patience), es decir, la capacidad de una obra para lograr que cada generación la reinterprete a su propia satisfacción, pero siempre de modo diferente. Y es que, como creía Calvino, un clásico nunca agota lo que tiene que decir(nos).

 

Autores Clásicos

 

Para los expertos, estos podrían ser algunos autores “clásicos”, desde una definición más amplía del término . Autores de todas las épocas:
-Aristóteles
-Ovidio.
-Dante Alighieri
-Miguel de Cervantes Saavedra.
-William Shakespeare.
-León Tolstói
-Fiódor Dostoyevski
-Gustave Flaubert
-Jane Austen.
-Emily Dickinson.
-Edgar Alan Poe.
-Miguel de Unamuno.
-Gabriel García Márquez.
– J. M. Coetzee.

Conclusión

En todo caso un clásico forma parte de una continuidad cultural y representa una influencia, consciente o inconsciente, ineludible para todo aquel que lee y escribe dentro de esa cultura. Cultura que lleva escondidos en todos sus pliegues las marcas de sus clásicos.

Aunque podemos encontrar muchas otras explicaciones sobre la cuestión, seguirá siendo difícil contestar de forma concisa a esta pregunta. Lo que parece incuestionable es que los clásicos nunca pasarán de moda y nos seguirán seduciendo generación tras generación…